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Viajando al fin del mundo

Una vez más,las evidencias son abrumadoras;el cambio climático provocado por nosotros mismos está detrás de este desastre. Que haya fenómenos violentos es normal, siempre los ha habido, pero lo que no es en absoluto normal es el aumento en la frecuencia e intensidad de estos fenómenos. Que Cataluña no se haya visto afectada directamente por estos fenómenos violentos no quiere decir que podamos menospreciarlos.Se han producido en Alemania, Canadá,Bélgica, el norte de Italia y podrían haberse dado en Cataluña. Veamos una de las múltiples imágenes del oeste de Alemania correspondientes al pasado 15 de julio.

Terminamos la reunión hablando de los meses de marzo y abril del 2020, cuando todo el mundo estaba confinado e incluso,en las grandes ciudades,tan solo se oían los pájaros. Ni un coche, ni un sonido mecánico, tan solo la naturaleza. Y pensamos que,en el fondo,era una lección que estábamos aprendiendo,y que no volveríamos a caer en algunos malos hábitos. Sin embargo,no ha sido así:ha vuelto el ruido, la contaminación, los atascos... No hemos aprendido nada. Pero, como no queremos ponernos negativos, vamos a buscar la tranquilidad, la naturaleza en el sentido más amplio de la palabra,viajando a dos destinos perdidos... De paso,los animamos a reflexionar sobre cómo podemos cambiar algunos malos hábitos que perjudican a la naturaleza. Ni mucho menos está todo perdido y tenemos mucho que ganar.

Observatorio en el fin del mundo.Hasta 1916, cuando se abrió el canal de Panamá, el paso obligado de los barcos para ir de oriente hacia occidente era el cabo de Hornos. Los grandes temporales provocaban innumerables naufragios, así que en la isla de los Estados,en el extremo sur del continente americano, se construyó un faro—inaugurado el 25 de mayo de 1884—que serviría de guía y salvación para muchos barcos. Pero este faro tenía un problema: unos islotes situados más hacia el sur impedían ver su luz en toda su extensión.

Por ello,se construyó otro faro muy cerca, en la isla Observatorio,y se inauguró el 1 de octubre de 1902. Al lado del faro también se instaló un observatorio meteorológico que funcionó hasta 1919. La isla, un peñasco de forma circular completamente llano, está batida por grandes temporales de viento, lluvia y nieve. Los pocos trabajadores que habitaban el islote tenían que soportar,por un lado,las duras condiciones meteorológicas y,por otro, el aislamiento. En sus numerosos ratos libres se limitaban a pasear por la isla,de menos de 2 kilómetros de extremo a extremo; a cazar focas para alimentarse o a jugar a cartas. Las únicas visitas que tenían eran de los pingüinos, las focas y los cormoranes. Durante la primera mitad del siglo XX sirvió de refugio y guía para las numerosas expediciones que se dirigían a explorar el continente antártico. Una crónica de principios del siglo XX relataba así la inauguración del observatorio:«Uno delos lugares más inhóspitos del mundo, con permanentes temporales de viento, lluvia y nieve. Así empezaban a realizarse las observaciones meteorológicas en 1902».

 

 

 

La isla del fin del mundo. Encontramos observatorios meteorológicos en los lugares más recónditos del planeta: en el centro de la Antártida, en las estepas interiores de Mongolia o Siberia o justo en medio de la selva amazónica. Pero el observatorio más alejado de la civilización se instaló en 1948 en la isla Marion, situada a 46°de latitud sur en el océano Índico, a medio camino entre Sudáfrica y la Antártida. El punto habitado más próximo se encuentra a 1770 km. El interior de la isla está ocupado por una plataforma de hielo que alcanza los 1000 metros de altura.En su territorio sobresale un volcán de 1230 metros. Casi toda la costa acaba en unos impresionantes acantilados.Es una isla que parece salida de una novela de Jules Verne.

 

 

Las borrascas afectan directamente a la isla con vientos dominantes del oeste, siempre furiosos y persistentes. La estación meteorológica se encuentra en la costa este, algo protegida de los temporales;aun así,registra 2500 litros anuales repartidos en 317 días de lluvia. El récord de «calor» es de 23,8°C, mientras que el de frío es de–6,8°C. La estación, por su localización estratégica, registra unos datos cruciales para observar la evolución del clima del planeta. Pero la isla también es conocida por un hecho lamentable que tuvo su origen en 1949, cuando se introdujeron cinco gatos para erradicar las ratas de la base. Después de unos meses, los gatos se escaparon, se reprodujeron...,y en 1977 se contaron hasta 3405. Comían huevos de petreles y pájaros pequeños, lo que provocó la extinción de dos especies de petrel. En 1982 se inició un programa de erradicación de los felinos, y en 1991 ya no quedaba ninguno.