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Primavera demasiado lluviosa

En el pasado artículo les prometimos la presentación de un estudio sobre los aguaceros en Cataluña, y concretamente en los últimos cincuenta años. Lo hemos realizado por meses para ver en qué períodos del año se presentan más a menudo episodios de temporales o tormentas violentas.

Otoños complicados: el titular de este estudio podría ser este, «Otoños complicados». Como país mediterráneo, durante el período comprendido entre la segunda quincena de agosto y finales de noviembre es cuando, estadísticamente, se pueden presentar los fenómenos más violentos. Incluimos el mes de agosto ya que, a diferencia del País Valenciano y el sur de la Península, durante la segunda quincena de este mes pueden producirse fuertes tormentas o, incluso, algún primer temporal destacable.

Hemos analizado para cada mes, desde 1970, todas las situaciones que han provocado daños más o menos destacables en la agricultura y las infraestructuras y, en algunos casos, por desgracia, pérdida de vidas humanas. Este es el resultado:

  • ENERO: 7
  • FEBRERO: 1
  • MARZO: 3
  • ABRIL: 1
  • MAYO: 7
  • JUNIO: 7
  • JULIO: 6
  • AGOSTO: 23
  • SEPTIEMBRE: 28
  • OCTUBRE: 15
  • NOVIEMBRE: 12
  • DICIEMBRE: 6

Podemos observar que en el mes de febrero es difícil encontrar situaciones de grandes aguaceros o tormentas, al igual que en el mes de abril, a pesar de estar en plena primavera. Curiosamente, la única situación importante en un mes de abril es la actual, con récords de lluvia que ya explicamos en un artículo anterior. Las escasas situaciones de aguaceros en julio son fruto de fuertes tormentas y no de temporales de levante, prácticamente inexistentes durante el verano. Pero vemos como, de agosto a octubre, las situaciones de riesgo se disparan, especialmente entre el 15-20 de agosto y el 15 de octubre, período en el cual se presentan fuertes tormentas, aguaceros o temporales de levante, típicos del Mediterráneo. Las situaciones severas de noviembre, diciembre y enero son casi siempre fruto del levante o del sur, vientos que causan grandes precipitaciones en la vertiente sur del Pirineo, como en noviembre de 1982.

Es importante destacar el papel que está teniendo en los últimos años el calentamiento global. Podemos afirmar que, desde finales de la década de los noventa, los fenómenos severos están aumentando en número y en intensidad: las tormentas son más fuertes y mucho más frecuentes; las borrascas, cuando aparecen, son más profundas, pero también los períodos de sequía pueden ser más prolongados.

 

 

Hay un hecho relevante que comentar: la media de precipitación en las últimas décadas no ha variado sustancialmente; no obstante, el número de días de precipitación ha disminuido, lo cual pone de manifiesto que la torrencialidad de la precipitación está aumentando y lo seguirá haciendo.

 

Pero ya hemos entrado en la segunda parte del artículo y todavía no hemos hecho referencia a su título: «Primavera demasiado lluviosa».

Pues sí, está siendo noticia importante la cantidad de agua que está cayendo esta primavera en gran parte de las comarcas catalanas. Desde Taiko Meteorologia, los últimos días hemos podido hablar con personas vinculadas a distintos sectores, como, por ejemplo, la agricultura, la energía, los servicios…, y concretamente desde el mundo agrícola están hasta la coronilla de tanta agua. Les contaremos un caso curioso: hace tres años iniciamos los servicios con una empresa familiar de Sant Boi de Lluçanès; tienen 600 vacas y necesitan saber si lloverá a medio plazo por el tema de los pastos, si lloverá en febrero cuando las vacas van de parto y el barro impide trabajar correctamente… Cuando iniciamos el servicio, el Lluçanès daba pena: robles y encinas medio muertas por la falta de agua, rieras secas, sin pasto, y el poco que había era todo amarillento… Desde hace unas semanas, el responsable de la empresa está harto del agua. Enero con récords de lluvia por el temporal Gloria, marzo con temporales de lluvia, abril con récords de lluvia, y desde finales de mayo han caído más de 250 litros fruto de las tormentas. La tierra, los bosques, los campos ya no pueden absorber más agua: gota que cae, gota que va a parar a los ríos y rieras, que llevan un cauce impresionante; todo está muy verde, muy bonito…, pero los pastos se están pudriendo de tanta humedad, los cereales están chafados por tanta agua…; la irregularidad es cada vez más acentuada.

Pero la otra cara de la moneda se encuentra en el estado de los acuíferos, pozos, embalses… Agua a raudales que garantiza un verano sin problemas, pero ¡recordemos que este es un país de contrastes! Y aunque ahora tengamos suficiente agua, nunca se sabe cómo estaremos dentro de un año. Debemos ahorrar agua siempre, cuidarla y hacer un uso responsable de ella.

 

 

Y para acabar, unos datos curiosos: este año, si el verano sigue siendo tormentoso y el otoño lluvioso, se podrían registrar récords de lluvia en varios lugares. Imaginémonos una casa con un tejado de 100 metros cuadrados en Barcelona, donde, hasta el 16 de junio y desde el 1 de enero, han caído unos 550 litros. Si pudiéramos almacenar el agua que cae sobre el tejado, dispondríamos de 55 000 litros y, si al final del año llegáramos a los 1000 litros, como ocurrió en el 2018, tendríamos 100 000 litros de agua. En zonas de secano como Borges Blanques ya llevan 350 litros… Es decir, ¡35 000 litros guardados!… Da que pensar.