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El saneamiento, clave para proteger el agua que no se ve

 

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  • Agbar se compromete con el objetivo de garantizar el agua y el saneamiento de calidad para todas las personas, mediante la economía circular, la reutilización de las aguas depuradas y la preservación de los recursos naturales

El agua es la fuente de la vida, pero una gran parte de este tesoro es invisible a nuestros ojos. Las aguas subterráneas constituyen la reserva de agua dulce más abundante del planeta. Son fundamentales para las ciudades y para servicios esenciales como el saneamiento. El cambio climático supone una amenaza para la red de desagües y alcantarillas que permiten evacuar las aguas residuales. Los episodios climáticos extremos, como las lluvias torrenciales o inundaciones, pueden desbordar los sistemas y acabar contaminando las fuentes subterráneas de agua, hecho que pone en riesgo el suministro en los municipios.

El 19 de noviembre es el Día Mundial del Saneamiento, una celebración impulsada por las Naciones Unidas con el objetivo de concienciar la sociedad sobre la importancia del saneamiento, un salvavidas que evita la transmisión de enfermedades y facilita la salubridad de los espacios. Este año el lema es Hacer visible lo invisible, y quiere ser un grito para alertar que unos sistemas de saneamiento inadecuados afectan directamente los recursos hídricos subterráneos, ya que si se abocan residuos en ríos, lagos y suelos, acaban contaminando el medio ambiente. Un total de 3.600 millones de personas en todo el planeta no tienen acceso a servicios de saneamiento gestionados de manera segura.
 

Recarga de acuíferos
Preservar todas las fuentes de agua es el objetivo de la compañía Agbar, mediante una gestión sostenible de los recursos hídricos y la apuesta por la innovación para proteger las aguas subterráneas. Por eso, se basa en la optimización de la extracción de recursos y la supervisión del riesgo de sobreexplotación de estas fuentes. Además, promueve la recarga de acuíferos e impulsa una estrategia de economía circular, clave en un contexto de escasez hídrica para devolver al medio el agua regenerada en condiciones óptimas.

Un buen ejemplo es la actuación en los acuíferos del delta del río Llobregat, una de las fuentes más importantes y estratégicas de agua subterránea en el territorio metropolitano de Barcelona. El uso intensivo de este recurso, para el consumo humano y finalidades industriales, provocó una degradación general del sistema, hecho que causó un descenso de la capacidad de almacenamiento y la entrada de agua marina. Para revertir esta situación, que ponía en riesgo el suministro de agua, se construyó una línea de pozos para inyectar agua regenerada procedente del tratamiento avanzado de la depuradora del Baix Llobregat. La inyección de agua actúa como barrera contra la intrusión salina y mejora la calidad del agua del acuífero. De este modo, el año pasado, se inyectaron en los pozos 679.105 m³ de agua regenerada, equivaliendo a 200 piscinas olímpicas.

Otra iniciativa es el proyecto LIFE Remar, que consiste al utilizar el agua tratada en la depuradora de Cambrils para recargar el acuífero del Baix Camp. En las zonas costeras, el agua que se depura se aboca en el mar a través de emisarios submarinos. Es decir, esta agua no vuelve al ciclo para su posterior captación y tratamiento. Lo que pretende este proyecto es dar una segunda vida a esta agua inyectándola al acuífero a través de un proceso de recarga natural mediante balsas de infiltración. Estas balsas tienen una capa reactiva que eliminará contaminantes emergentes, como los fármacos o los microplásticos. Con este proceso se conseguirá hacer frente a la intrusión salina que está perjudicando la calidad del agua del acuífero, a la vez que se actuará contra la contaminación provocada por el uso de fertilizantes y la actividad ganadera. Así mismo, con la recarga del acuífero se garantiza la disponibilidad de recursos en la comarca. El LIFE Remar deviene un proyecto de referencia para poderse aplicar en otras zonas de la región Mediterránea.

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Depuración y regeneración
La reutilización sostenible de las aguas depuradas permite aligerar la presión que los diferentes usos ejercen sobre los recursos hídricos y sobre el estado ecológico de ríos, acuíferos y ecosistemas costeros. Regenerar es someter el agua depurada a un nuevo tratamiento para que se pueda reutilizar siguiendo un modelo circular. Una vez regenerada, se puede volver en condiciones óptimas a los ríos y acuíferos para empezar de nuevo el ciclo con la captación o bien suministrar agua directamente a la industria, a las ciudades y a la agricultura para los diferentes usos.

La regeneración de las aguas residuales es una pieza clave en la estrategia de Agbar, que reutiliza 128,7 hm³ de agua regenerada al año, de los cuales un 53 % se destina a usos agrícolas. Este modelo de economía circular también se aplica a los residuos. Uno de sus proyectos más estratégicos de la compañía es la transformación de las depuradoras tradicionales en ecofactories, verdaderas fábricas de recursos que producen energía verde, reutilizan el agua y valorizan todos los residuos.
 

Gestión sostenible del alcantarillado
Otro componente del saneamiento en el que Agbar ha incorporado importantes avances tecnológicos es la gestión de los sistemas de alcantarillado. La compañía ha desarrollado una metodología de trabajo que nombra Ecoservei, un sistema de gestión sostenible del alcantarillado que se basa en los principios de la economía circular e implementa tecnologías enfocadas al ahorro de agua, la autosuficiencia energética y las emisiones cero.

Los colectores son otro elemento del sistema de alcantarillado sobre los que la compañía actúa para evitar el vertido de residuos en el medio. La instalación de sistemas de retención de residuos en los colectores permite recoger los residuos sólidos que transportan las aguas pluviales y las aguas residuales que no pueden ser tratadas en la depuradora en episodios de fuertes lluvias. Este sistema consiste en la instalación de unas mallas similares a las de los pescadores que se integran en los colectores e impiden que los residuos sólidos acaben en el río o en el mar.

El cambio climático pone a prueba la capacidad de resiliencia y sostenibilidad de todas las infraestructuras del ciclo del agua. La innovación es la mejor respuesta frente al nuevo escenario climático. Y la gestión del saneamiento es una pieza clave para cuidar el agua que no vemos, garantizar la disponibilidad de recursos hídricos para el futuro y preservar el medio ambiente.