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El rebufo y otras curiosidades

Antes de seguir observando las peculiaridades climáticas de Cataluña, con una distribución muy irregular de las precipitaciones, queremos hacer referencia a un hecho que acaba de suceder en Omán.

Agua en el desierto: durante los últimos días de este mes de mayo, se ha formado una borrasca en el mar de Arabia que ha provocado grandes tormentas en dicho país. En Omán llueve poco; en la capital, Mascate, situada al norte, caen una media de 100 litros anuales, la mayor parte en enero. En esta misma zona hay una cordillera de montañas, con cimas que rozan los 3000 metros y donde la media es de 400 litros anuales; en cambio, en el centro y el sur llueve muy poco o no llueve casi nunca. Pero en los últimos días han caído tormentas, algunas de ellas de granizo, con cantidades de 100 a 200 litros en 24 horas. ¿Os lo imagináis…? En algunas poblaciones ha llovido en un solo día lo que llueve en dos o tres años. El agua en este país es un bien preciado, pero es muy difícil aprovecharla cuando cae así.

 

 

Por cierto, la localidad de Qurayyat, en la costa noreste de Omán, ostenta el récord de la temperatura mínima más elevada del planeta: 42,6 °C… ¡de mínima!

 

En Cataluña, en cuanto a aguaceros, hemos sufrido experiencias parecidas; ya lo explicábamos en artículos anteriores. Pero ahora nos centraremos en un hecho muy curioso, peculiar y que puede conllevar bastante agua… ¡a veces demasiada!, y que afecta a una zona concreta: la Costa Central y comarcas cercanas, especialmente el Maresme, el Barcelonès, el Baix Llobregat y, en menor medida, el Vallès Oriental y el Occidental. Lógicamente, la repercusión que tiene es importante, ya que en estas zonas se concentra la mayor parte de la población catalana. El fenómeno se conoce popularmente como «rebufo», también «estela de tramontana», y es estudiado por científicos de distintas partes del mundo.

En el norte de Venezuela, en la cuenca del río Catatumbo, que desemboca sus aguas en el lago Maracaibo, se produce un fenómeno muy curioso conocido como «el relámpago de Catatumbo»:  unos rayos extraordinarios que se pueden presenciar unas 160 veces al año; ya lo veremos más adelante. En Cataluña tenemos como curiosidad, y en menor medida, «el rebufo».

¿Cómo se forma? Necesitamos la entrada de la tramontana por el Empordà, que no debe ser ni demasiado violenta ni demasiado suave, y por el sur tiene que llegar el mistral, el viento del noroeste, de moderado a intenso, pero no violento. Por lo tanto, tenemos dos pasillos de viento al norte y al sur de la Costa Central. En el caso de la tramontana, va progresando por encima del mar hacia el sur y, cuando llega a medio camino entre la costa catalana y las Baleares, pierde intensidad, hace un giro de más de 100° y toma dirección hacia la Costa Central; ya tenemos el viento de levante. En su camino hacia el litoral se va cargando de humedad por el contacto con el Mediterráneo y, por fin, llega a la costa barcelonesa, entre el alto Maresme y el Baix Llobregat, cargado de humedad y a menudo visible en forma de nubes bajas, mientras que en el Empordà o la Costa Dorada encontramos un gran sol. Pero aún faltan dos elementos más para conseguir el desencadenante de las intensas precipitaciones. Uno ya lo tenemos asegurado: unas cordilleras montañosas perpendiculares al viento de levante, como el Montalt, la Conreria, el Corredor, el Montnegre, Collserola y el Ordal,  que harán de palanca para dar más fuerza a las nubes y hacerlas crecer. El otro elemento es el aire frío en capas superiores. La nube, cuando llega a la Costa Central y toma el efecto palanca de las cordilleras, se encuentra con el aire frío de los niveles superiores y, como ya hemos explicado en alguna otra ocasión, aire cálido y húmedo en superficie y aire frío en altura igual a posibles precipitaciones intensas. Si estas condiciones se dan en verano o a principios de otoño, cuando la temperatura del agua del mar es bastante elevada, las nubes bajas se pueden transformar en cumulonimbos que descargan grandes precipitaciones. Añadimos que las nubes pueden quedar estancadas sobre un mismo punto mucho tiempo: por debajo, la nubosidad se irá realimentando con un aire cálido y húmedo que vendrá de levante; y, por encima, siempre se encontrará con el aire frío. Un ejemplo ideal de esta situación lo encontramos en la tarde y noche del 31 de julio de 2002.

 

 

En este mapa vemos una bolsa de aire frío en la Bretaña, pero que abraza Francia y también Cataluña; es decir, teníamos aire frío en capas altas. La línea blanca, o isobara, baja de Francia hacia el Pirineo, por lo que soplaba un poco de viento del norte y noroeste… y rebufo en la Costa Central. Se formaron unas tormentas estáticas entre el bajo Maresme, el Barcelonès y el Baix Llobregat: los rayos caían continuadamente como dardos y se sumó un total de 170 litros en tres horas en el centro de la ciudad de Barcelona, 210 litros en Badalona o 287 litros al sur de Castelldefels.

 

Para terminar, les dejamos con un aguacero de rebufo en Barcelona.

 

 

Estamos cerrando un estudio sobre situaciones meteorológicas que han provocado inundaciones en Cataluña. Les facilitaremos los datos en el próximo artículo.